Casi me he creido que lo había visto... casi he sentido que lo he vivido, casi lo he podido palpar.
Fue una aventura más, casi he logrado verlo... se que esta llorando el sol.
Su sonrisa la tapaba el humo... este humo asfixiante, este calor agobiante, incesante, tan ardiente como la musa plasmada en ese lienzo que me invitas a ver.
Sé que la montaña llora savia, sé que casi ha entendido para lo que fue creada, aunque no lo quiere permitir, no se deja pensarlo, no se entrega, no se rinde y llora nuevamente, como para decirme ven aquí, ves que te puedo acoger, ves todo lo que te ofrezco? Solo trátame bien por favor. Todo tu ropaje está cayendo lentamente, tan lento que sufres esta agonía día a día, y yo lo permito. Por qué lo permito, me gusta más verte con ese ropaje de lino, quisiera adentrarme en tu piel y perderme... otra ocasión más para sentir el aire que mece tus helechos, y sueños que anidas en lo más profundo de tu ser. Con esa experiencia y ese constante vivir con esos miedos infundados y hoy te miro, sintiendo que con esa rama se muere una fracción del sentimiento.
Hoy será mañana dentro de unas horas y nosotros seremos ese bosque una vez más.
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