Y hoy, sin algo más qué hacer que hundirme en historias pasadas, en historias ajenas, en historias inventadas tal vez, tratando de encontrar las propias bajo éstas paginas, una mariposa cortó mi atención y se posó en la pestaña de mi ventana, tan sumida en su papel de distraída, pero a la vez sabiendo que la observaba, ella coqueteaba, blandía sus alas en un movimiento innato, propio, como iniciando un cortejo y despreocupada de mi presencia, como sabiendo que una ventana nos separaba y no podría alcanzarla, sino solamente visualizarla -no vio mi mano atravesar la ventana,- como si fuese una cortina hecha de agua. Accedió a posarse en mis manos, aún impactada de pensar que no iba a suceder nunca y observarse ahí, sus alas frágiles blandía nuevamente, pensé entonces: cómo llegó hasta aquí y qué esperaba o qué buscaba en mí, en este jardín o fui yo quién la busqué? Así dio inicio nuestra conversación, cómo que ella hubiese logrado leer mi pensamiento, e inició una plática de unos cuántos segundos, que parecieron una vida entera. Se remontó a cuando era una larva, una oruga, cómo era de tímida, cómo vivía esperanzada, cómo era de rebelde y cómo añoraba evolucionar en una ansiada mariposa, que pintaron en casa y confirmaron en la escuela. Cómo soñaba con poder volar y ser libre, cómo soñaba con ver otros mundos, conocer otros rostros, adentrarse en un mundo mágico y único para ella.
Me contó de cómo pasaron sus días adentro de una crisálida, cómo tuvo que enconcharse, aislarse, como algo tan natural, cómo tuvo que compenetrarse en sus sueños más oscuros y dormir, esperando poder salir, salir y ver otra vez luz, otra luz. Me contó cómo no esperaba ayuda de nadie, me contó cómo tenía que iniciar y terminar esta tarea, por su cuenta... me contó que ya me había visto un día lejano, en este jardín, cómo ella esperaba que no la ayudase, quería que no rompiera su crisálida, cómo esperaba y cómo iba a saberlo yo? -no entendía lo que decía, hablaba muy rápido-. Recuerdo haberle contestado algo entre mi confusión, de no entenderle, algo como que mi curiosidad llevó a observar su disfraz de oruga y querer verla transformarse en lo que siempre había deseado, que rompiera el escudo de su ambiente y finalmente volara.
Cuánto deseaba convertirse en mariposa y volar, cuánto hablamos de libertad por otro instante, y cuanto me dijo escuché con atención... ahora yo, sabiendo qué decían sus antenas y su aleteo constante, la envolví en mi mano, como quién envuelve en un abrazo y la trasladé a otro mundo para ella, a un jardín trasero y encontró la libertad ansiada, dónde era decisión de un destino buscado...
Comentarios