Son las pequeñas cosas las que mueven al mundo, los hilos de la marioneta. Una idea, un instante, una palabra, un acto. ¿Qué tanto escuchamos a nuestro alrededor? Inclusive en nuestra propia casa, al cónyuge, a los hijos, en ocasiones creemos estar educando y no escuchamos las pequeñas cosas, no digamos a nuestro interior. Constantemente están hablándonos, constantemente existe un lenguaje a ser descifrado, pero ¿prestamos atención? Has escuchado, eso de: los pequeños frascos, contienen los venenos más letales, o algo así. Muchas veces solo oímos, oímos ruido, problemas, situaciones que nos envuelven, pero no filtramos y finalmente no nos dejan nada... filtrar el "exceso" de información está en nosotros, como en nosotros está el hecho que debemos escuchar, a las pequeñas cosas.
Una explosión, un choque cósmico, un grupo de almas, mi grupo de ánimas en el universo-tiempo. Algo que ingresa en tu pupila, invade tu ser y explota con toda su fuerza, caos, desorden. Cambiando repentinamente todo tu existir, regresándolo a lo básico, a lo que una vez fue, a lo que siempre ha sido. Algo que ha estado en silencio, en letargo aparente, despierta. En un destello de luz, en una explosión magnífica, sin razón aparente. Energía que impera. Simplemente existe... simplemente es. Tan única que invade tu ser y lo colapsa repentinamente. Algo ha venido a enseñarte, al estar en el mismo nivel de energía, eso se intuye, se siente. El caos, el desorden cambiante es la única constante. Aunque queramos evitarlo, aunque volteemos la mirada hacia otro horizonte... todo comienza con una explosión, generando caos en el sistema, en el status quo. Cuando lo comprendemos, la inteligencia emocional pasa a un segundo plano, entra la intuición que nos ha servido por tanto tiempo para su...