Una explosión, un choque cósmico, un grupo de almas, mi grupo de ánimas en el universo-tiempo.
Algo que ingresa en tu pupila, invade tu ser y explota con toda su fuerza, caos, desorden. Cambiando repentinamente todo tu existir, regresándolo a lo básico, a lo que una vez fue, a lo que siempre ha sido.
Algo que ha estado en silencio, en letargo aparente, despierta. En un destello de luz, en una explosión magnífica, sin razón aparente. Energía que impera.
Simplemente existe... simplemente es. Tan única que invade tu ser y lo colapsa repentinamente. Algo ha venido a enseñarte, al estar en el mismo nivel de energía, eso se intuye, se siente.
El caos, el desorden cambiante es la única constante.
Aunque queramos evitarlo, aunque volteemos la mirada hacia otro horizonte... todo comienza con una explosión, generando caos en el sistema, en el status quo.
Cuando lo comprendemos, la inteligencia emocional pasa a un segundo plano, entra la intuición que nos ha servido por tanto tiempo para subsistir como especie.
El tiempo, como una cuarta dimensión, ese espacio-tiempo dónde toda probabilidad se hace posible o toda posibilidad se hace probable.
El vaivén de las olas, el fluir de los ríos, el cabello en tu rostro, ese olor tan familiar... se convierte en caricias al Ser y contemplarte dormida... respirando el aliento que alimenta, esperando en ese letargo y despiertas.
Confuso de lo que ha pasado, de lo que está por venir, de lo que puede hacer tan solo un instante.
En los ciclos de vida vas identificando patrones, oportunidades de identificarte contigo mismo.
Cuando finalmente entendemos que el poder está en el ahora, sin perderte en el pasado o futuro, logramos construir sin perder el objetivo y ser... simplemente ser.
La entropía, el desorden como constante, una falacia, cuando dependiendo la naturaleza del sistema la entropía será el orden del mismo. ¿Me explico? Un principio tan básico como la naturaleza misma, dentro de uno hay bien y mal, algo que equipara el sistema y lo vuelve por llamarle así... estable.
Cuando te encuentras inmerso en tu grupo de alma, dónde compartes la misma frecuencia, es allí donde impera el caos... e inicia el punto de no retorno.
Algo que ingresa en tu pupila, invade tu ser y explota con toda su fuerza, caos, desorden. Cambiando repentinamente todo tu existir, regresándolo a lo básico, a lo que una vez fue, a lo que siempre ha sido.
Algo que ha estado en silencio, en letargo aparente, despierta. En un destello de luz, en una explosión magnífica, sin razón aparente. Energía que impera.
Simplemente existe... simplemente es. Tan única que invade tu ser y lo colapsa repentinamente. Algo ha venido a enseñarte, al estar en el mismo nivel de energía, eso se intuye, se siente.
El caos, el desorden cambiante es la única constante.
Aunque queramos evitarlo, aunque volteemos la mirada hacia otro horizonte... todo comienza con una explosión, generando caos en el sistema, en el status quo.
Cuando lo comprendemos, la inteligencia emocional pasa a un segundo plano, entra la intuición que nos ha servido por tanto tiempo para subsistir como especie.
El tiempo, como una cuarta dimensión, ese espacio-tiempo dónde toda probabilidad se hace posible o toda posibilidad se hace probable.
El vaivén de las olas, el fluir de los ríos, el cabello en tu rostro, ese olor tan familiar... se convierte en caricias al Ser y contemplarte dormida... respirando el aliento que alimenta, esperando en ese letargo y despiertas.
Confuso de lo que ha pasado, de lo que está por venir, de lo que puede hacer tan solo un instante.
En los ciclos de vida vas identificando patrones, oportunidades de identificarte contigo mismo.
Cuando finalmente entendemos que el poder está en el ahora, sin perderte en el pasado o futuro, logramos construir sin perder el objetivo y ser... simplemente ser.
La entropía, el desorden como constante, una falacia, cuando dependiendo la naturaleza del sistema la entropía será el orden del mismo. ¿Me explico? Un principio tan básico como la naturaleza misma, dentro de uno hay bien y mal, algo que equipara el sistema y lo vuelve por llamarle así... estable.
Cuando te encuentras inmerso en tu grupo de alma, dónde compartes la misma frecuencia, es allí donde impera el caos... e inicia el punto de no retorno.
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