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Porque es un mundo de pequeñas cosas

Son las pequeñas cosas las que mueven al mundo, los hilos de la marioneta. Una idea, un instante, una palabra, un acto. ¿Qué tanto escuchamos a nuestro alrededor? Inclusive en nuestra propia casa, al cónyuge, a los hijos, en ocasiones creemos estar educando y no escuchamos las pequeñas cosas, no digamos a nuestro interior. Constantemente están hablándonos, constantemente existe un lenguaje a ser descifrado, pero ¿prestamos atención? Has escuchado, eso de: los pequeños frascos, contienen los venenos más letales, o algo así. Muchas veces solo oímos, oímos ruido, problemas, situaciones que nos envuelven, pero no filtramos y finalmente no nos dejan nada... filtrar el "exceso" de información está en nosotros, como en nosotros está el hecho que debemos escuchar, a las pequeñas cosas.

Cuántas armas de combate, de defensa no han salido de la observación y escucha de las pequeñas cosas, los insectos, los microorganismos, nos han enseñado mucho y ¿Cuántas veces un hombre promedio, las observa? En nuestra mente primitiva, la luna o las estrellas, también son pequeñas. Al observar meditamos, interactuamos con la parte más profunda de nuestro ser y nos encontramos con nosotros mismos, dejamos volar la imaginación y nos colocamos en esa fila de hormigas que lleva un pedazo de hoja a su hormiguero para crear alimento, hemos observado a una hormiga comer esa hoja que transporta? Existirá egoísmo, y hemos pensado, por qué no parecen como los perros que donde encuentran el alimento allí se lo comen y vaya usted a atreverse a quitárselo, dice ella -aquí me voy a comer esta hoja- no, es un trabajo en equipo, una interacción y realización que cada quién requiere de la participación de otro, la historia es que la hormiga lleva esa hoja para convertirla en alimento para ella y los demás.
Un pequeño detalle o un regalo que hace esbozar una sonrisa, una sonrisa por pequeña que sea te ilumina el día o la vida... la sonrisa podría ser el regalo perfecto por pequeña e insignificante que parezca.
Hemos dejado de ser niños, nos vemos preocupados por ser adultos... esta historia de la hormiga, me transportó a la infancia, cuando estaba descubriendo el mundo, ahora que creo que lo conozco, he dejado de lado los pensamientos de niño... el creerme adulto ha logrado en mí cierta "soberbia" de creer que sé como funciona el mundo, porque cada vez sé más y tan errado estoy que lo único que sé es que mientras más creo saber, más me alejo de lo que realmente debo saber. Mejor me ocupo.

Lo que debiésemos hacer es aprender a escuchar las pequeñas cosas, esos pequeños pensamientos y sentimientos que nos hacen humanos, y no personas. Personas que creen ser humanos. Y volver hacia el útero escencial. Lo pequeño nos hace "grandes".

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