He escrito y he borrado, he gritado y he llorado, he querido y no he logrado... Silencio, llevo un buen tiempo contemplando el silencio, ese silencio ensordecedor, ese silencio que enloquece, ese silencio que me perturba. Deseo, deseo el ritmo de la lluvia al compás de tu canción, deseo el amanecer. Añoro, añoro la brisa del mar. Pregunto, como siempre he preguntado. Confío, confío en un mejor despertar, como siempre lo he creído. Te veo, te veo contemplar el horizonte... te admiro y me repito como una historia sin terminar.
Hoy escribo por escribir, por no saber decir lo que quisiera decir. Hola -dije- he venido a verte porque era necesario el contemplarte, porque era necesaria la visita, debía verte de frente, a los ojos... lo sabes bien. Adelante, te estaba esperando -ha dicho-. Has tardado mucho tiempo en venir. Cómo lo has descifrado? Cómo sabías que debías venir? -replicó-. No lo sabía, solo empecé a caminar y de pronto a bajar y escalar a gatear y trepar, todo ha cambiado mucho -dije- pero ahora son mucho más los peldaños que se necesitan para entrar aquí, ha cambiado el laberinto y no reconocí el camino, hasta desenterrarte de la parte trasera de mi cabeza hasta que me acordé de ti y recordar los destellos en común que las paredes reflejaban, supe que estabas aquí, esperando... esperándome. Sabía regresarías -dijo- Silencio -contesté- No vendrás a quedarte, la última vez lograste escapar por un golpe de suerte... te sientes con suerte esta vez -preguntó- es tu última visita -susurró- Puedo descansar un rato, estoy cansado -dije- Toma tu tiempo -dijo- Todo se ha cerrado ahora, cuando despiertes y llegues a desesperar no encontrarás la salida, pero sabrás en dónde está. Pero ¿Cómo? -pensé- Silencio -contestó-. Si todo se ha cerrado y hay una salida... realmente no todo está cerrado, siempre hay una salida, ya estuve aquí -pensé-
Vas a decir algo más -pregunté- Silencio -contestó-. Se volteó y me dio la espalda por un largo rato, instantáneamente probé la misma combinación que antes había funcionado, será tan fácil -me pregunté- pensé no funcionaría y de hecho, no sirvió, esa cerradura ha cambiado desde que logré hacerme de la combinación en un golpe de suerte -pensé- Ha contemplado mi tormento, he contemplado mi tortura, he enloquecido en la bruma, ha querido sanarme, que rara su forma de salvarme -pensé-. Ha reído y se ha alegrado de saberme una vez más fuera de su alcance.
Fotografía de: Riikka Jantti
Fotografía de: Riikka Jantti
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