![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhQAl_Vlhaj_tnJz_8rfN7TXcTiM5T9pr0Nxo0EJzg-UHrq6NPxK4O1D6Bzaeteu4CeLwr2-1tBYQ4MRGY9KecoeTwB4pk6fWDYjTLo5ZZeLraptLMnu8vJVYfRiJLT6HeuQZ0jOmyAVj4/s320/Permiso.jpg)
Este enero, cada vez más frío. -No solamente por el clima lo digo-
Cada vez acostumbrándonos mejor, adaptándonos, evolucionando la especie, aclimatándonos, poco a poco ver que ya no existe la eterna primavera. Y se convierte en un eterno iglú.
Porque voló, se fue como el quetzal y ya no lo abriga más la ceiba, dónde cada vez se sentirá más cómoda la monja blanca en una estepa, en un páramo. La sombra del ermitaño, siguió penetrando la razón.
Caminó y supo arañar la tierra, supo surcar los caminos.
Como hoy solamente me salen palabras de la tierra, de recursos finitos que alguna vez creímos infinitos, si no es que seguimos creyéndolo. Si el título que aún no había escrito, era permisible, era como si no tuviésemos que pedir permiso, cuándo se ha visto que quien no pide permiso, no sufre las consecuencias de su actuar, me permito preguntar? Tarde o temprano será...
Cómo es de irónico, el creerla propia, si al final del camino todo volverá a ser como ella siempre quiso. Ella o Él, como lo querramos ver, al final del día es quien nos da de comer, quien nos mantiene con un hálito divino para ponernos en pie día con día.
Comentarios