No recuerdo perfectamente todo sobre lo que platicábamos...
Solamente recuerdo estar sentados en una banqueta, con una cerveza en la mano y comentando sobre lo efímera que puede ser la vida, cuando no queres encontrarle un curso...
Ofrecimos nuestros servicios y nuestro instinto de niños exploradores, a sabiendas que lo que buscábamos era una excusa para alejarnos del bullicio y encontrar una cura a nuestros males.
La diferencia en esos momentos no existía, tanto él y yo aprendimos de nuestras vivencias, de nuestras anécdotas, nos reímos como cuando eramos niños, aunque yo aún no nacía... su voz sabia, lograba hipnotizarme y trasladarme en sus aventuras e historias... Desprendido como pocas personas he conocido, soñador, emprendedor, incomprendido, querido.
El tiempo pasó de segundos a dos cervezas por hora y 2 horas más tarde... continuábamos platicando tan naturalmente como pocas pláticas he tenido y la tarea por la cuál nos habíamos ofrecido, ya nos podía servir de arma punzocortante... las tortillas tiesas!
Hace ya unos 4 años de ello... comprendo mejor algunas cosas de las cuales platicábamos, cómo todo va encajando y vas entendiendo el por qué de ciertos actos, el por qué de ciertas formas de pensamiento y expresión!
Poco a poco vamos adoptando formas de vida, adquirimos vivencias y mutamos como pocos seres, todo para ir movilizándonos y desplazándonos tan ágilmente, para no quedarnos dando vueltas en el mismo lugar... para encontrar poco a poco, en cada paso, el motivo que se nos otorgó alguna vez, como misión de pequeños exploradores en esta selva de gigantes promesas!
Comentarios