Te has encontrado en un semáforo, dentro del carro, haciendo las cosas por inercia, hablando por teléfono, fumando un cigarillo, hablando por celular, buscando la canción que te acompañe el resto del trayecto, con el clutch hasta el fondo, esperando el verde... Estás tan distraído que no realizas lo que estás haciendo, solo te dejas ir... Terminas todas esas actividades y por un instante, volteas, recapacitas y le prestas atención a lo que estabas haciendo y empiezas a hablar con tu ser interno, de cómo lograste realizar la hazaña, sigues hablando con tu amigo incondicional, con esa voz que siempre está allí, con la que siempre puedes contarle cómo o qué sientes, con la que puedes compartir los más profundos de tus secretos, la que te ha acompañado desde niño...
La vida: una puerta que abro y otra que cierro; un ojo, un alma, una transición, una transformación en un instante, una colección de pinturas, aprendizajes y enseñanzas... Pablo P.